Hago fuerza con mis neuronas,
pero tengo la leve sensación de que a mis 22 años todavía no desarrollé la
capacidad de controlarlas. Es un hecho, cuando no se tienen ganas de pensar no
hay fuerza de voluntad que ponga en funcionamiento mi fábrica de ideas. Sé
reconocer desde el principio cuándo un día resultará la materialización de la
improductividad, personalmente no sirvo para remontar las cosas cuando no me
despierto motivada, estos días suelen estar predestinados a concluir con el
rótulo de: un día más.
El problema de estos “un día más”, que a veces abundan en
temporadas, no son ellos en sí mismos, sino la culpa que aparece en cantidades extremas y rebosa el tedio que ya
estaba instalado en la nube que no es sino tu mente. ¡Por qué no me dejas
disfrutar de mi día más! ¡De los
capítulos de series uno atrás de otro! ¡De mirar el techo sin entender por y
para qué!
El cerebro te engaña. Es
clarísimo que es él el que te dijo apenas te levantaste: hoy no me presiones.
Él rechazó todas tus propuestas productivas y te invitó a reposar tranquilamente
frente el televisor, ¿quién otro podría quejarse más que ÉL? Sin embargo el muy
vivo no quiere asumir su responsabilidad en este asunto y siempre solícito en
mostrarse como el responsable de esta cosa que soy yo, no hace más que echar
culpas. Créanme, él es la parte inteligente, sabe cómo hacer para salir indemne
entre la batalla del deber y el querer.
Mientras tanto, en stand by, nos sumimos en el
aburrimiento. ¿Qué es el aburrimiento? Es esa sensación de que nada es
distinto, todo es igual, nada importa más que otra cosa, nada es sorprendente
ni extraordinario. Es la vida lineal, sin quiebres, monótona… ¿La falta de
sentido? No creo que en un día más
que pase vamos a enfrentarnos a la falta de sentido en nuestras vidas, pero
cuando se vuelven recurrentes, por ejemplo en esa sensación de domingo que te
aqueja, puede que esa palabra: sentido,
comience a resonar en tus oídos.
Dicen los manuales de filosofía
que el tedio es disparador de la pregunta filosófica: ¿qué sentido tiene esta
rutina? ¿Se vive en la monotonía o existe otro modo de vivir? ¿No tendré que
cambiar algo? ¿A dónde estoy yendo? ¿Dónde quiero ir?
No hice nada productivo en este
día, me alarmé, empecé a escribir y volví a la filosofía. Me siento yo de
nuevo.
Juli.-
Para los tediosos, recomendación TED:
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