jueves, 15 de noviembre de 2012

No pensar.



Hago fuerza con mis neuronas, pero tengo la leve sensación de que a mis 22 años todavía no desarrollé la capacidad de controlarlas. Es un hecho, cuando no se tienen ganas de pensar no hay fuerza de voluntad que ponga en funcionamiento mi fábrica de ideas. Sé reconocer desde el principio cuándo un día resultará la materialización de la improductividad, personalmente no sirvo para remontar las cosas cuando no me despierto motivada, estos días suelen estar predestinados a concluir con el rótulo de: un día más.

El problema de estos “un día más”, que a veces abundan en temporadas, no son ellos en sí mismos, sino la culpa que aparece en cantidades extremas y rebosa el tedio que ya estaba instalado en la nube que no es sino tu mente. ¡Por qué no me dejas disfrutar de mi día más! ¡De los capítulos de series uno atrás de otro! ¡De mirar el techo sin entender por y para qué!

El cerebro te engaña. Es clarísimo que es él el que te dijo apenas te levantaste: hoy no me presiones. Él rechazó todas tus propuestas productivas y te invitó a reposar tranquilamente frente el televisor, ¿quién otro podría quejarse más que ÉL? Sin embargo el muy vivo no quiere asumir su responsabilidad en este asunto y siempre solícito en mostrarse como el responsable de esta cosa que soy yo, no hace más que echar culpas. Créanme, él es la parte inteligente, sabe cómo hacer para salir indemne entre la batalla del deber y el querer.

 Mientras tanto, en stand by, nos sumimos en el aburrimiento. ¿Qué es el aburrimiento? Es esa sensación de que nada es distinto, todo es igual, nada importa más que otra cosa, nada es sorprendente ni extraordinario. Es la vida lineal, sin quiebres, monótona… ¿La falta de sentido? No creo que en un día más que pase vamos a enfrentarnos a la falta de sentido en nuestras vidas, pero cuando se vuelven recurrentes, por ejemplo en esa sensación de domingo que te aqueja, puede que esa palabra: sentido, comience a resonar en tus oídos.

Dicen los manuales de filosofía que el tedio es disparador de la pregunta filosófica: ¿qué sentido tiene esta rutina? ¿Se vive en la monotonía o existe otro modo de vivir? ¿No tendré que cambiar algo? ¿A dónde estoy yendo? ¿Dónde quiero ir?

No hice nada productivo en este día, me alarmé, empecé a escribir y volví a la filosofía. Me siento yo de nuevo.


Juli.-





Para los tediosos, recomendación TED:


No hay comentarios:

Publicar un comentario