Hace unas semanas me tocó escribir unas palabras a mis colegas recién recibidos. Lo que escribí no es otra cosa que lo que estoy experimentando en este tramo final de carrera. Siete materias, nada más.
Llega
un momento en nuestras vidas en que nos encontramos cara a cara con una
bifurcación que nos exige la imperiosa necesidad de tomar un camino. Misteriosa
es la demanda de respuesta frente al llamado de la vocación, envuelta en
rotunda insistencia, como una pregunta que merece ser respondida, como un
problema que no podemos dejar irresuelto... optamos. Hace años, tomaron una
opción y con ella se constituyeron en lo que hoy son: profesores de filosofía.
Sin
embargo, el misterio de una posibilidad no queda resuelto en el momento de la
elección; menos aún en este camino en el que nos vemos acechados en cada paso
por cuestionamientos filosóficos que no dan respiro. Este camino es
esencialmente pregunta. A pesar de eso, gracias a cada paso tomado en pos de la
meta, hoy se ven ustedes parados sobre suelo firme, sobre una certeza: una meta
alcanzada, un título que es símbolo de haberse animado durante cuatro años a
mirar cara a cara a las aporías filosóficas.
La
educación es tarea difícil, la filosofía es arduo pensar. Esta vocación está
muy lejos de ser poco seria. Pero la realidad es que nada resulta más apacible
que dejarse ser en el curso de una profesión que te va formando mientras uno la
abraza con amor. Hoy cada uno podrá pensar, hegelianamente hablando, si haberse
devenido en profesores ha logrado ser un auténtico despliegue de lo que ya se
encontraba latente dentro de ustedes.
¿Es
este acto la síntesis final de ese despliegue? No caigan en la tentación de
cerrar etapas, porque la vocación es la fiel compañera que no conoce el
abandono; y en el caso de ustedes, compañeros, ya sabrán que la educación y la filosofía
no conocen límites.
Esperamos
que su camino continúe siendo pregunta que los incentive a no caer en la
tentación de por creer saber enseñar olvidarse de continuar aprendiendo, que
les recuerde que deben constantemente mirar las cosas de nuevas maneras; queda
mucho por construir y la filosofía no es otra mas que inventar mundos posibles.
Gracias
por ser ejemplo, por ser constancia y firmeza. Espero se encuentren en cada
aula, en cada clase con esta certeza habitando en su corazón: “Amo enseñar. No
quiero estar en otro lugar”
Julia.-
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