sábado, 17 de noviembre de 2012

Conclusiones concluidas


Hace unas semanas me tocó escribir unas palabras a mis colegas recién recibidos. Lo que escribí no es otra cosa que lo que estoy experimentando en este tramo final de carrera. Siete materias, nada más.


Llega un momento en nuestras vidas en que nos encontramos cara a cara con una bifurcación que nos exige la imperiosa necesidad de tomar un camino. Misteriosa es la demanda de respuesta frente al llamado de la vocación, envuelta en rotunda insistencia, como una pregunta que merece ser respondida, como un problema que no podemos dejar irresuelto... optamos. Hace años, tomaron una opción y con ella se constituyeron en lo que hoy son: profesores de filosofía.

Sin embargo, el misterio de una posibilidad no queda resuelto en el momento de la elección; menos aún en este camino en el que nos vemos acechados en cada paso por cuestionamientos filosóficos que no dan respiro. Este camino es esencialmente pregunta. A pesar de eso, gracias a cada paso tomado en pos de la meta, hoy se ven ustedes parados sobre suelo firme, sobre una certeza: una meta alcanzada, un título que es símbolo de haberse animado durante cuatro años a mirar cara a cara a las aporías filosóficas.

La educación es tarea difícil, la filosofía es arduo pensar. Esta vocación está muy lejos de ser poco seria. Pero la realidad es que nada resulta más apacible que dejarse ser en el curso de una profesión que te va formando mientras uno la abraza con amor. Hoy cada uno podrá pensar, hegelianamente hablando, si haberse devenido en profesores ha logrado ser un auténtico despliegue de lo que ya se encontraba latente dentro de ustedes.

¿Es este acto la síntesis final de ese despliegue? No caigan en la tentación de cerrar etapas, porque la vocación es la fiel compañera que no conoce el abandono; y en el caso de ustedes, compañeros, ya sabrán que la educación y la filosofía no conocen límites.

Esperamos que su camino continúe siendo pregunta que los incentive a no caer en la tentación de por creer saber enseñar olvidarse de continuar aprendiendo, que les recuerde que deben constantemente mirar las cosas de nuevas maneras; queda mucho por construir y la filosofía no es otra mas que inventar mundos posibles.

Gracias por ser ejemplo, por ser constancia y firmeza. Espero se encuentren en cada aula, en cada clase con esta certeza habitando en su corazón: “Amo enseñar. No quiero estar en otro lugar”

Julia.-

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