Una de esas personas que quiero muchísimo y que conozco hace
años, con resignación y un dejo de reto, me dijo lo que siempre supe que él
pensaba: vos das para más.
Mi amigo me dijo que yo
daba para más, porque ser profesora de Filosofía resuena a ideas locas de
las estrellas y unicornios voladores, generadas por la hambruna que provoca el
sueldo docente. Parecería que estudiar cuatro años para ser profesora es nada, que mis exámenes no son verdaderos,
que mi título no vale, que no construí ni me convertí en una persona diferente
a lo largo de estos años. La verdad, conozco esos prejuicios porque me rodean,
me rodearon siempre. Pero ¿realmente “doy para más”? ¿Hay algo que yo no esté dando?
Si dar para más es ganar más, no me interesa el planteo porque
tengo una mente abierta que ve más allá del factor económico y atiende al ser
humano en todas sus dimensiones. Si dar
para más, es estudiar algo difícil, los invito a leer la Crítica de la
Razón Pura. Si dar para más implica
que mi profesión sea inútil, replantéense el papel que le están dando a la
educación para la transformación de la realidad. Si dar para más quiere decir que yo me estoy quedando con algo, les
cuento que mi ideal es sin pasión no se logra nada asombroso, y para
hacer algo con pasión hay que darse por entero. Si dedicarse a las ideas resulta
poco meritorio, sigamos caminando así en un mundo sin colores, sin profundidad,
sin sentido.
Transitar mi profesorado me
cambió, o quizás solo logró sacar de dentro mío algo que ya se encontraba latente.
Crecí en él entre dificultades teóricas, humildad y alegría salesianas, y esa
sensación de querer abrazar sus paredes. Aprendí a conocer y amar no solo a la
filosofía, también a la docencia. Sé que lo di todo porque si no hubiera sido
así, hoy no me sentiría tan completa.
En el aula, con mis errores e
improvisaciones típicas de la falta de experiencia, no deje de ser yo misma.
Será mérito de la filosofía, de las ideas que propuse, del método o de los
maravillosos estudiantes con los que construimos una auténtica comunidad de
indagación; pero la verdad es que hoy nos despedimos abrazando nuestras
preguntas y con la única certeza de saber que no hay que tenerle miedo a las incertidumbres. Llegué a conocerlos
tan bien que me cautivan sus valores, me inspiran sus decisiones, las ganas y
motivaciones que los impulsan a cumplir sus sueños.
Señoras y señores, a esta altura
del año solo abunda en mí la grandiosa satisfacción de las metas cumplidas y
del saber que no doy para más, porque lo
di todo.
A modo de cierre, palabras de la
futura abogada. Gracias Jose por esto:
“La filosofía es muchas cosas. Es una búsqueda de certezas en un mar de dudas; es un conjunto de certezas que nunca dejan de metamorfosearse en dudas ¡Y eso está bueno! Es la pasión de Chuli, es la pesadilla de las mentes chatas. Es la antítesis de todo aquello que está establecido porque sí, porque se necesita un orden, porque hay que acallar esas preguntas que nos queman la cabeza, el alma, la garganta. Es buscarle un sentido a la vida, pero también, buscar una vida con sentido.”
Julia.-
Gracias chuli, al principio pense que iba a ser re aburrida la filosfia, pero no, con vos aprendi muchas cosas, y aprendi que la filosofia puede ser divertida, dinamica, solo depende quien te enseñe a filosofar, me hiciste pensar, cuestionar cosas que nunca antes me hubiese cuestionado. GRACIAS
ResponderEliminarHe sufrido el "vos das para mas", pero como bien destacás esa frase se evapora de tu cabeza cuando sabés que lo que elegiste te hace feliz y que puede ayudar a cambiar un poco el mundo.
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