jueves, 4 de octubre de 2012

Vivir extraordinariamente.


Nietzsche escribió en alguno de sus libros: «Un filósofo es un hombre que vive, ve, oye, sospecha, espera y sueña constantemente cosas extraordinarias.»

¿Cómo se hace para vivir extraordinariamente todos los días? ¿Cómo permanecer en el asombro? ¿Queda lugar en el mundo, después de TANTAS COSAS, para lo extraordinario?

Mi secreto –divulgado constantemente en cada oportunidad que tengo- es aprender a preguntar. Convertir el cuestionamiento en tu compañero de cada día. Hay cosas que nos rodean a diario, que dejamos pasar porque siempre están ahí… tan mundanas, simpluchas, no esperamos nada de esas cosas. Sin embargo, con el poder de una pregunta, esa cosa puede tornarse un misterio; entonces tu mundo se torna extraño y te colma de un vértigo que está muy lejos de aburrirte. Abrís los ojos y descubrís que eso que siempre fue así, era en realidad de otra manera… incluso quizás ni sepas lo que es.

Divago un poco, pero la verdad es que todo esto surge de una gran preocupación que me persigue hace una semana; un alumno de 16 años me dijo “estoy pensando en lo aburrida que es la vida.”  Me descolocó radicalmente. Esto va dirigido a todo enamorado de la vida, como yo: ¿Qué mundo le están mostrando a los jóvenes –y no tan jóvenes- para que consideren aburrida la vida?

Hoy me dijo mi director: “venimos sin manual de instrucciones.” Desde ese momento la vida misma no puede ser más que interesante. No sabemos qué somos, para qué estamos acá, cuál es el sentido de todo esto y encima de lo único que estamos seguros es que vamos a morir (esto es Heidegger, compañero de reflexiones en la última semana) Entiendo que enfrentes a la vida con angustia, con temor… que te cueste estar alegre en ciertas circunstancias. ¿Pero ABURRIDO?

Me inquieta. Sobre todo en un joven, que es esencialmente POSIBILIDAD, que alberga tantos proyectos al mismo tiempo.

Me alejo del relato tremendista para regresar al método: la pregunta.

En mi vida, la realidad me viene mediada en forma de pregunta; como profesora enseño filosofía enseñando a preguntar. La verdad es que eso mucho no se enseña, sino que directamente uno lo pone en práctica, así que como profesora le propongo a mis alumnos que se pregunten. Nos preguntamos sobre qué es ser adolescente, sobre qué es la realidad, qué es el cambio, qué son las cosas, qué es existir… No nos cansamos (o yo no me canso de proponerles temas y leer sus cuestionamientos filosóficos)

Entrando en las cuestiones éticas, nos preguntamos acerca de la felicidad, me pregunté mucho y ese es un poco el motivo por el que empecé a escribir el blog. Acá les dejo mis preguntas:

¿Qué es la felicidad?

¿Se puede ser feliz? ¿Todos pueden ser felices? ¿Existe la felicidad para siempre? ¿La felicidad solo es para afortunados? ¿Hay que buscarla? ¿Hay que encontrarla? ¿Alguien tiene que dártela? ¿O es algo que uno crea? ¿Cada uno tiene su propia felicidad? ¿O todos alcanzamos más o menos lo mismo? ¿Puedo criticar la felicidad de otro? ¿Puedo compartir mi felicidad? ¿Mi felicidad puede ser felicidad de otro? ¿Cómo se logra eso? ¿Es acaso la felicidad, algo contagioso? ¿Cuál es la relación entre la alegría y la felicidad? ¿Si estoy feliz, necesariamente tengo que ser alegre? ¿La alegría aparece como consecuencia de la felicidad o es al revés? ¿Y el placer? ¿La felicidad es siempre placentera? ¿No es raro eso de llorar de felicidad? ¿Y las cosquillas en la panza? ¿La sensación de que los ojos te están brillando? ¿La felicidad te hace una persona segura? ¿Se puede ser feliz haciendo infeliz a otro? ¿Es de egoísta eso de andar feliz cuando hay tanto mal en el mundo? ¿No es la solución más simple frente a esos problemas? ¿La felicidad está al alcance de todos? ¿Estamos condenados a vivir para buscar la felicidad? ¿Hay alguien que no la busque? ¿Hay alguien que se de por vencido en esa búsqueda? ¿Se puede realmente bajar los brazos y resignarse a encontrarla? ¿En ese caso, el hombre sigue siendo hombre? ¿La felicidad es esencial al hombre?

(Realmente es mucho lo que no sé...)

La filosofía problematiza la vida, moviliza la realidad, revuelve todo como una batidora constante que se queda quieta por un segundo y vuelve a funcionar. Es muy breve el momento de descanso, en el que uno ve las cosas claras porque al próximo segundo una nueva pregunta ya te está acechando. La filosofía es realmente muy molesta.



Pero sin dudas, el remedio más accesible para escaparse del tedio y la monotonía J



Esa sensación...



Julia.-

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