sábado, 20 de octubre de 2012

Mi realidad es pregunta


Las charlas con esa amiga que ve tu alma son siempre inspiradoras.
-“Me siento libre.”
-“La filosofía abrió tu mente.”
Abrir mentes. No se trata de dos o tres nuevos conceptos que te permitan reinterpretar la teoría platónica, no es estar un paso más adelante en la carrera académica, no es un nuevo título, no es  sentirse más culto. Abrir la mente es abrirse a la vida.
Pensar de a dos y con mates de por medio siempre es mejor. ¿Qué es abrir la mente? ¿Qué es abrirse a la vida? Mi amiga maestra insistió: abrirse a la vida es encontrarse con tus interrogantes. Ven, ¡la filosofía está en todos! 

¿Hay alguien que no tenga interrogantes? ¿Hay alguien que esté tan tranquilo que ya ni se pregunte nada? ¿Eso es estar tranquilo o es estar al margen de la vida? 

Me animo a generalizar: las preguntas están misteriosamente presentes en todos nosotros. Pero cada uno se relaciona con ellas de un modo distinto, están aquellos que prefieren hacer como que no existen y vivir tranquilamente; están los otros, que se hacen cargo de las mismas y su historia se convierte junto con ellas en misterio

Ocultar las preguntas debajo de la alfombra no implica que estas dejen de acecharnos. Lejos de vivir apaciblemente, encubrirlas nos envuelve en una vida amenazada por el tedio y la necesidad de crear problemas aparentes para salar una cotidianeidad desazonada. ¿Viste que si te olvidas de ponerle la sal al agua, las papas nunca van a quedar realmente sabrosas? Eso pasa…

En cambio, enfrentar la vida te permite pasar momentos amargos pero también disfrutar de la realidad de los sabores en toda su extensión. Es decirle no a las apariencias, al teatro montado; y convivir con la realidad formal. Comprometerse con una pregunta es animarse a dotar de sentido la vida y eso implica abrir la mente para reconocer que esa pregunta va a rebotar una y otra vez en nuestras experiencias, reapareciendo siempre como interrogación… nunca como certeza. ¿Quién quiere certezas?

Con mi amiga nos sentimos libres porque nuestra mente se anima a caminar a la par de las dudas, a tomar mates con ellas, a rodearlas, reconocerlas, abrazarlas y agradecer que todo sea misterio incapaz de revelarse. ¡Pero qué lindo gusto tiene la vida vivida de este modo! 

Sin ocultamientos. Mi realidad es pregunta.


Julia.-




 

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