El problema es la libertad. Ese
impulso que cuando descubrís te embriaga de vértigo porque sabés que no existe otra
persona más que vos mismo para construir tu vida. Andamos, emprendemos camino,
decidimos, preferimos… chocamos; nos encontramos con la contracara del vértigo,
ésta no es sino más libertad: la libertad del otro.
¿Cómo hago para ser yo cuando
el otro, libremente, quiere ser él?
Será cuestión de coincidir... y así todo queda librado al azar.
Será cuestión de coincidir... y así todo queda librado al azar.
Espero. No desespero.
Ju.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario