miércoles, 1 de mayo de 2013

Metamorfosis




Una de las preguntas que me encanta hacerle a mis estudiantes es: ¿Qué es la realidad? Me acuerdo que el día en que planifiqué ese tema por primera vez, senté a mi mejor amiga con un mate de por medio y le hice esa pregunta para ver si era posible llegar a algún lado. La experiencia fue fructífera y llevé esa pregunta al aula.

Es desconcertante, incluso frustrante, descubrir lo difícil que es dar respuesta a preguntas que parecen obvias. ¿Cómo qué es la realidad? ¡La realidad es.....! ¡Eso! ¡Esto! ¡Aquello! - ¿Pero qué es concretamente? Escribime una definición. – (Y ahí todo se torna demasiado divertido para el profesor de filosofía)

Otra que siempre enmudece a los chicos –y no tan chicos- es la pregunta que surge en toda clase de antropología: ¿Qué podemos decir sobre el hombre? ¡Que tenemos cuerpo y alma! - ¿Y qué es el alma? .............. cri cri. - ¿Cómo te das cuenta que tenés alma? .......... cri cri. Desconcierto total.

Volviendo al problema de la realidad, siempre insisto en él porque hay algo fundamental que se desprende del mismo: ¿La realidad es estática o se puede cambiar? Heráclito y Parménides; Platón con sus ideas inmutables, Aristóteles y su causa eficiente; la lista de respuestas no tiene fin. Respuestas que no pasan de moda, pero que no dejan de ser palabras de otros. Ahora, poner a un adolescente frente a este dilema implica una toma de postura crítica en relación a su vida y a su futuro: la realidad es lo que existe, lo que es, lo que tiene sentido... ¿Podría ser otra? ¿Sí o no? ¿Depende de mí ese cambio? ¿Hasta qué punto? ¿Qué voy a hacer al respecto?

El adolescente sueña, idealiza, cree ciegamente en un futuro mejor. Descubre con facilidad las injusticias, las incoherencias, las falacias del discurso; pero ¿realmente quiere hacerse cargo de lo que viene?

Cuando digo que soy profesora de filosofía tengo que hacer todo un rodeo para eliminar los prejuicios, no solo de la disciplina, sino también del trabajo con los jóvenes. El estigma de ‘la juventud está perdida’ nos acecha por donde quieras, incluso en el salón de clases; escribí, pensá, tomá apuntes, sacá conclusiones, ¡ponete las pilas! ¿Existe un límite?

Cada día que pasa te olvidás un poco lo que es ser más chico; sobre todo te olvidás de esos ideales, de cómo querías cambiar el mundo... de las camisetas que te pusiste el día que decidiste tu causa, tu futuro, tu motivo, tu sentido, tu realidad. Cada día que pasa se abre una brecha que imposibilita la comunicación entre generaciones; y eso es lo más grave que le puede suceder a un docente, porque educar es estrechar lazos, es comunicarse, es interactuar, conectar ideas. ¡Qué digo! Es lo más grave que le puede pasar a una sociedad democrática.

Siempre les digo a los chicos que para darnos cuenta que una pregunta es filosófica tenemos que pensar en que la respuesta que le demos a la misma nos cambia la vida. Las preguntas en torno a la educación y a la sociedad siempre nos dejan mudos en un primer momento, son esencialmente filosóficas porque su respuesta transforma la realidad. El próximo desafío es tener ganas de pensar en cómo transformarla para bien.

Hace algunos años tomé postura frente a estas preguntas, pensé mucho, me equivoqué, volví a pensar y decidí que mi trabajo sería enseñar a desterrar supuestos. Ese iba a ser el motivo que le daría sabor a mi vida, sentido a mi realidad, posibilidad de cambio a aquello que parece estar anquilosado. Cinco años después descubro que para poner en movimiento las ideas de los demás es imperioso que aprenda también a ser niña, adolescente y adulta al mismo tiempo. Desafíos si los hay.

¿Cuál es el tuyo? ¿Sos un convencido de que la realidad se puede poner en movimiento? ¿Qué haces para darle sabor, ponerle colores y transformarla?

Ju.-

1 comentario:

  1. La realidad "es" movimiento. Es una constante de nuevos momentos el los que decimos y hacemos infinidad de pequeñas cosas.
    A veces cuesta vencer la inercia que te lleva a quedar estático en un momento, El cambio es una de las constantes que da miedo y/o "fiaca".
    Buah...llegó mi maridito y debo ponerme en movimiento para darle de comer .
    Ciao Juli
    Mabel ( me hiciste pensar)

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