domingo, 2 de junio de 2013

Despertarse -


Abrís los ojos y con lo primero que te encontrás es con el techo, ¿Es el límite de tus sueños? ¿La condición de posibilidad de haber estado soñando? Los límites y las posibilidades se manifiestan siempre en eterna consonancia, tensión, frustración, ansiedad, conquista.

Parecería que cada día comienza algo nuevo, las frases célebres nos invitan a vivirlo como si fuera el último; a que cuando plantemos los pies sobre el frío piso, encaremos el esfuerzo de erguirnos mientras con convicción nos repetimos: ¿Cómo voy a enfrentar hoy lo que me depare la vida?

Mentira. Despertarse es lamentarse de no poder seguir durmiendo, es alterarse porque estoy llegando tarde, porque me olvidé de preparar las cosas para el trabajo. Lo primero que le pregunto al día es: ¿Llegará rápido el colectivo? – Poco poético mi encuentro con ‘lo nuevo,’ con la posibilidad latente.

Despertarse también es tomar conciencia. Hay días en los que al abrir los ojos simultáneamente se abre una puerta en mi mente y comienzan a aparecer cataratas de ideas. Una agenda de creatividad organiza y desorganiza mis días, arma y desarma, acomoda y revuelve todo. Creo nuevos esquemas, conecto nuevos conceptos, planifico, desintegro –todo pasa mientras miro el techo- Lo que hasta ayer creía establecido, hoy ya no es relevante. Abro nuevos caminos, nuevas formas de vivir el hoy y el mañana; lo nuevo, el futuro, lo que puede llegar a ser, lo que es, lo que ha sido.

Despertarse sin pensar en la hora y sí en proyectos divertidos, dándote herramientas para sentirte el hacedor de tu vida es una excepción de lo cotidiano, una suspensión del tiempo, un darse cuenta de la libertad creativa. No pasa seguido, pero cuando pasa, lo primero que hago al levantarme es agarrar un lápiz y hacer un boceto sobre mis nuevos planes.


El sueño cobra forma, al hacerlo se limita. Al limitarse, es posible.


Juli.-

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