Si cierro los ojos escapando a
otro lugar
¿Dónde quisiera estar?
Si la frustración es tanta y por
tan mínimas cosas
¿Dónde quisiera estar?
Si mis niveles de tolerancia se
han saturado sobremanera
¿Dónde quisiera estar?
Cerrá los ojos. Proyectate. ¿Qué
tiene que pasar para que dejes de sentirte así? ¿Cómo debés disponer las fichas
de juego para que este no se establezca en tu estado normal para enfrentar lo
cotidiano? ¿Qué pasa con la sonrisa perpetua? ¿Dónde quedó tu enamoramiento por
la vida? ¿Y tu pasión por lo que hacés? ¿Qué cosas te hacen feliz?
Abrí un libro y remontate a una
nueva historia; subite a un globo aerostático, enfrentá tus pánicos. Cerrá solo
las puertas que te desilusionan, las que no te merecen, aquellas que no aportan
nada lindo a tu vida; dale una
oportunidad a eso que todavía no podés definir.
Muchas veces la desilusión es
impaciencia. Das un portazo, media vuelta, un grito y la ofensa. Pero, pensá...
Quizás no todos ven el ideal en tu mente y también es probable que todavía no
seas parte de esta historia. Es más, ni sé quién sos.
No te conozco.
No sé qué querés.
No sé dónde quisieras estar.
No sé qué ves cuando cerras los ojos.
¿Ves algo?
¿Te animás a ver?
Inventemos algo, creemos algo. Cambiemos el mundo. Definamos nuevos
colores, nuevos valores. ¡Hay tantas cosas, y tanto más por crear!
¡Hagamos de vivir la vida un arte!
Julia, cerrá los ojos y mirá.