Vacaciones, me fui y volví. Reflexiono sobre el hecho y aprovecho para dejar fluir un poco de pensamientos -divagaciones en su máxima expresión- acerca de las idas y vueltas de la vida.
(De verdad quiero dormirme)
En Córdoba miro las montañas. La
gente que me rodea se asombra del modo en que me quedo contemplando. No son sus
cimas, ni sus verdes y marrones, tampoco las grietas, curvas y encantos los que
me impactan. Cuando las miro pienso: están ahí, tan cerca y sin embargo la
mayoría de su superficie todavía es inhóspita y desconocida para el ser humano;
ese pasto nunca fue pisado.
Vuelo. Y cuando vuelo pienso
cosas tontas, como que hay un robot paseando por Marte, pero esta montaña… no.
¿Y yo? Tantas cosas, tan cerca de
mí que todavía no descubro. No sé quién soy ahora, no sé qué voy a ser después.
No tengo destino fijo, no quiero saber cuándo tengo que volver. Me quiero ir
para conocerme, quiero volver para saber qué más soy. Estoy acá, pero no llego.
Irse es siempre contemplarse
desde afuera. Es animarse a ver todos los senderos que todavía no transitaste,
es inventar nuevos pasos. Irse es paralizar. ¿Escapar?
No me da miedo contemplar porque
la montaña está firme, cambiará lo que tenga que cambiar, pero no se mueve de
su lugar. No voy a dejar de ser yo.
Volver es poner manos a la obra…
pero todavía poder cerrar los ojos y percibir el reflejo de la montaña en tu
memoria.
Volver es saberte cambiada,
equilibrada, posicionada, yo misma.
Volver es dar la cara.
Volver es la certeza de que no me
fui para escapar de algo.
Irme es saber que soy yo en todos
lados.
Volver es reconocer que lo que
sentía más lejos había sido siempre lo más cercano. Como ese pasto sin pisar…
Irme es tomar distancia. Es poner
paréntesis.
Volver es tomar conciencia.
Irme es sacar conclusiones.
Volver es reconocer que poner en
práctica las resoluciones es más difícil de lo que se pensaba.
Irme es dejar la puerta abierta a
viejos miedos.
Volver es esforzarse por cerrarla
para volver a funcionar.
Irme es sobrevivir.
Volver es querer vivir bien.
Irme es un sueño, volver también.
Caminar no es adelantarse, es crecer.
Julia.-
Perdón por el misterio, las palabras salen así últimamente, ni yo sé que quieren decirme.